NATURAL - GADES: Ruta: Parque de las Aguilillas - Estella del Marqués (Jerez de la Frontera)

Eucalipto rojo (Eucaliptus camaldulensis)

El Parque de las Aguilillas se sitúa en el Km 6 de carretera CA-501 con sentido a Cortes, al lado de la pedanía jerezana de Estella del Marqués.

Con una superficie de 65 hectáreas este parque periurbano tiene sus orígenes en los años 60 cuando el IRYDA (Instituto para la Reforma y el Desarrollo Agrario) decidieron plantar eucaliptos rojos (Eucaliptus camaldulensis) y pinos carrascos (Pinus halepensis) para la obtención de madera. Mas tarde se cedieron los terrenos al Ayuntamiento de Jerez, y hoy en día se utiliza como área recreativa equipada con bancos, contenedores de basura, barbacoas...

El parque tiene fácil acceso a su interior, ya que tiene numerosos caminos que comunican unas zonas con otras, lo que hace que centenares de personas acudan los fines de semanas para pasar un día de convivencia o realizar actividades deportivas.

Tanto la explotación de recursos madereros como la presión antrópica ejercida durante las últimas décadas sobre este medio han hecho que el entorno se encuentre muy degradado y deteriorado. Además el suelo esta muy acidificado debido a las dos especies arbóreas predominantes (pinos y eucaliptos), que hacen que muchas especies no puedan proliferar en la zona con un pH tan bajo, haciendo que la mayor parte del suelo no tenga cobertera vegetal.

No obstante en el paseo que dimos el pasado domingo pudimos encontrar algunas zonas con distintas especies de floras, muchas de ellas en época de floración debido al inicio de la primavera. Entre ellas pudimos encontrar:

Lengua de perro (Cynoglossum creticum)

Jara blanca (Cistus albidus)

Candil (Aristolochia baetica)

Vinca (Vinca difformis)

Garbancillo (Astragalus lusitanicus)

Fusca (Ophrys fusca)

También pudimos encontrar algunos insectos como abejas tomando el néctar de las borrajas (Borago officinalis) o chinches malvas (Pyrrhocoris apterus):

Y encontramos también un nido de pájaros bajo una gran roca mientras subíamos al cerro más alto de la zona, desde donde se veían las copas de los eucaliptos a modo de alfombra.